Por: Omar Morales @OmarInMorales

Si un músico se atreve a iniciar un disco con una canción de nueve minutos, dos acordes sobre un patrón rítmico monótono y reiterativo, y las reacciones que provoca con esto son de admiración y gracia, puede ser apreciado sin vacilación ni pudor como un genio. Brian Eno lo es.

¿Máquinas programadas por humanos o viceversa, qué puede decirse de Brian Eno al respecto? Que a estas alturas es un gran artista de la simbiosis: microprocesadoresy armonías, circuitosy ritmos, instrucciones MIDI y melodías, digitalización y timbre. Eno es un virtuoso de la arquitectura sonora que ha construido su propio universo de frecuencias y decibeles en el que ha cobijado a celebridades como David Bowie, Talking Heads, U2, Coldplay… Si no me creen, escuchen:

Brian Eno acaba de editar (a mi gusto) uno de los discos más interesantes de su carrera. Su segunda colaboración al hilo con Karl Hyde (Underworld) es una de las obras musicales que, en su contexto, más me han conmovido y sorprendido en lo que va del año, lo titularon High Life y (a riesgo de exagerar los adjetivos por el entusiasmo auditivo) creo que es una obra maestra del pop (en el concepto más amplio del género, por supuesto).

Lo sorprendente de High Life: que fue grabado y procesado en sólo cinco sesiones de estudio con cuatro músicos ejecutando múltiples instrumentos acompañados por una cantante; que la mayor parte del procesamiento digital y tratamiento sonoro se hizo durante las grabaciones y no en la fase de mezcla; que prácticamente es un disco artesanal en vivo registrado en un medio acústicamente controlado; que el co productor Fred Gibson tiene apenas 22 años.

Lo conmovedor de High Life: las texturas sonoras que Brian Eno construye alrededor de cada una de las piezas y las convierte en únicas dentro del paradigma del disco; la mezcla tan afortunada entre afrobeat (esa fusión de jazz y ritmos africanos que patentara Fela Kuti el siglo pasado), formas de la canción pop y música electrónica; la sonoridad tan amplia con la que decoraron cada uno de los seis tracks del CD (siete en la versión digital y ocho en el vinilo).

Son Brian Eno y Karl Hyde, pero High Life no es un disco de música electrónica. Apenas en mayo de este año editaron la primera de sus colaboraciones en forma de Lp, Someday world, un disco que comparado con High Life resulta muy menor. Al parecer Brian Eno quedó insatisfecho y con ansias de generar más música con Hyde y sólo dos meses después sorprenden con esta maravilla: improvisación y experimentación en busca de la canción pop perfecta.

Mis favoritas de High Life: Return por su carácter luminoso e hipnótico, DBF por su esquizofrenia rítmica y Moulded life por su electrónica progresiva.

Eno • Hyde – Lilac from Warp Records on Vimeo.