Por Omar Morales

Iniciemos con una definición. Crisol: recipiente hecho de material refractario, que se emplea para fundir alguna materia a temperatura muy elevada. Arunima es un Crisol. Con mucha naturalidad y talento, Hello Seahorse! ha logrado mezclar géneros y estilos de distintas épocas y latitudes con muy buenos resultados. Sintetizadores arpegiados y envolventes, naturales del progresivo y el Krautrock europeos de la década de los setenta del siglo XX (“Buen viaje”, “Para mí”); arreglos propios del New Wave ochentero (“No es que no te quiera”); rock pop, con grandes coros y tintes electrónicos de tradición argentina, herencia de Spinetta y Cerati (“La Flotadera”, “Frontera”); letras y melodías de línea vernácula (“Tristes”, “Arunima”); una estela densa, oscura y dramática a la Santa Sabina (“Al fuego”). Todos estos elementos, y más, fueron arrojados y fundidos en el crisol, conviertiéndose en un nuevo material con sonido propio, con las texturas y atmósferas características de Hello Seahorse!

No creo en el sistema, pero creo en el poema, en mi propia destrucción…

El artista

Hay grupos que mantienen el mismo nivel de composición y ejecución, que no trastocan su estilo y mantienen un paradigma musical inamovible durante toda su carrera. Ejemplos sobran, y en algunos casos esa inmutabilidad se agradece. Hello Seahorse! no es el caso. Entre su disco debut, …and the Jellyfish Parade de 2006, y el recién estrenado Arunima, salvo por algunos rasgos en la voz de Denise Gutiérrez son un grupo irreconocible. Con muy buena forma han crecido como instrumentistas, compositores y arreglistas, y a esa evolución hay que agregarle un trabajo de grabación y mezcla que, a mi parecer, logra un maridaje muy afortunado con las canciones de Hello Seahorse! En general, sus discos anteriores tienen demasiadas capas sonoras, con mezclas que tienden a la opacidad y abusan de la reverberación. En Arunima tomaron la ruta contraria, con voz y percusiones dominando los primeros planos, y menor cantidad de elementos al unísono ubicados atinadamente en el panorama sónico.

Creo que en ambos sentidos, musical y sonoro, es su trabajo menos experimental y por eso el más atrevido: tomar un camino seguro implica más riesgos para un grupo como Hello Seahorse! Insisto, lo que más me asombró de este disco es el crecimiento que han tenido como grupo en tan poco tiempo, seis años les bastaron para confirmarse como una de las propuestas más interesantes de la música hecha en México. Auguro que “La Flotadera” y “Para mí” llegarán a clásicos. ¿Ustedes qué opinan?