Hay ciertas promesas que aunque suenan bien en palabras, deberían de dejarse como lo que son: promesas.

El nuevo álbum de Rihanna tenía como misión ser el disco experimental de la cantante de Barbados. Ser el disco que le daría libertad creativa a la cantante y que le otorgaría la credibilidad crítica que busca. Su propuesta más personal y sincera puesto que es el primero de sus discos en el que ella se ha visto fuertemente involucrada en su proceso creativo, todas las letras y melodías salieron de su propia casa. Sin embargo, no importa que tan sincera sea la música y que tan bien producido está el disco si realmente no se tiene nada interesante que decir.

El que no estén citados los productores y escritores que han ayudado a Rihanna desde sus inicios como artista tales como Dr Luke, Stargate, Max Martin o Calvin Harris, le da cierto aire de curiosidad al abrir el material, el cual fue regalado el miércoles por una aplicación de Samsung y posteriormente subido al sistema de stream Tidal. La portada del disco es agresiva y artística, mientras que canciones como “Four, Five Seconds,” “Bitch Better Have My Money,” y“American Oxygen” no aparecen en el tracklist, como se prometió cuando los sencillos salieron a la venta en algún punto del año pasado.

No se tiene idea de qué es lo que se espera al empezarlo a escuchar, muchos de sus colaboradores lo han descrito hace unas semanas como el “Yeezus” de Rihanna, un disco completamente experimental que se aleja del pop que la caracteriza. Aunque esto fue una completa mentira, todo el disco está diseñado con elementos sacados del pop y de la música comercial del momento. Que ningún tema tenga posibilidad de ser un himno para las listas de éxitos no hace que el disco no sea pop, hace que el disco no tenga fuerza y que aburra al poco tiempo.

El álbum abre con Consideration, un track que contiene un beat hipnótico y seco que sirve como base para el resto del tema, como si se tratara de un old school rap Rihanna entra; “I got to do things my own way, darling”, una fuerte declaración de lo que es el disco y lo que representa para su carrera y visión artística, mientras finaliza con un “let me grow”.

James Joint es una canción construida por el productor James Fauntelroy, tiene su sello por todos lados y eso la convierte en una de las canciones más interesantes del disco. Un interludio digital que juega con varios sintetizadores a la vez y que construye un ambiente armonioso. Mientras que Kiss it Better suena al intro de cualquier tema de televisión ochentera. Una pieza dulce a la que sólo le hace falta un buen gancho para ser un tema pop respetable.

Work es el primer single del disco y el primer tema en el que se encuentra un colaborador de renombre para el mainstream: Drake. La pieza de beats repetitivos y un rap que llega a ser molesto se convierte al poco tiempo en un tema plano y poco emocionante. Lo mismo pasa con Desperato y la cosa empeora aún más con Woo. Pareciera que la producción encontró con su cuarta canción su estado de comfort y que no quiere salir de aquella fórmula que ni siquiera sorprende la primera vez que se le escucha.

Yeah, I Said It es una canción lenta que presenta en el fondo una base electrónica digna de algún tema de Boards of Canada, que sorprende por la intimidad del sonido pero que sigue viendo en las líricas un punto débil a señalar.

Same Ol´ Mistakes es un cover a New Person, Same Old Mistakes de Tame Impala. La versión contiene la misma instrumentación pero le agrega varios coros somnolientos y un canto mucho más tranquilo a la canción. Es muy respetable y admirable que Rihanna se haya atrevido a lanzar esta pieza dentro de su disco que sirve como uno de los puntos más fuertes de su nuevo material y que nos deja ver a qué dirección quiere llevar su carrera y a qué dirección quería llevar al disco, sin conseguirlo claro. Esta versión incluso llega a ser mejor que la original.

Never Ending sirve como un intermedio folk que se desarrolla sutilmente y que encuentra un cambió rítmico a mitad de la canción que llega a emocionar. Mientras que Love on the Brain es lo más parecido en cuanto a instrumentación que se puede encontrar del antiguo trabajo de Rihanna.

Higher es una pieza hermosamente producida que encuentra en su fondo uno de los elementos más originales del disco en esa melodía salida de un gramófono además de que, aunque la estructura de la canción no es la mejor, el trabajo vocal de Rihanna aquí se encuentra en su punto máximo. Goodnight Gotham por otro lado es una canción electrónica bastante interesante y obscura.

El disco termina expresando el mismo tema que explotó en su desarrollo: el sexo en conjunto con las drogas y el miedo al rechazo en Sex With Me. Tema que no sobresale más que en el buen trabajo de producción.

En general el disco es una belleza en cuanto a niveles de producción. La cantidad de elementos en cada tema es increíble, la voz de Rihanna encuentra nuevos puntos fuertes y la fácil identificación de los instrumentos lo hace un disco fácil de escuchar. Sin embargo, el que probablemente Rihanna no tenga ni idea de cómo se construye una canción (no hay ganchos, no hay coros interesantes ni es fácil identificarlos de los versos, si es que los hay, ni algún tema que llegue a emocionar en algún momento) hace que todo este trabajo esté destinado a ser olvidado en pocos meses. Por algo la disquera se decidió por regalarlo.

Éste parece ser un trabajo de transición para la artista que esperemos en su próximo lanzamiento sí nos llegue a sorprender, haga o no haga canciones pop.