México cuenta actualmente con una lista grande de artistas que han desarrollado un trabajo interesante y que por ello están siendo reconocidos en el ámbito internacional. Entre los más prominentes tenemos que destacar el trabajo de Francis Alÿs, nacido en Bélgica pero quien como artista nació mexicano, en el centro histórico de la ciudad de México.


Su obra tiene una manera muy delicada de abordar tanto acciones que no llevan a nada como no-acciones, el no hacer nada, que en ocasiones lleva a algo. Se ha presentado en prestigiados museos, galerías, bienales y exposiciones de todo el mundo. Actualmente se encuentra trabajando para varias muestras que incluyen el Museo Nacional de Arte Moderno (Tokio), el Museo de Arte de Filadelfia, la Galería Nacional de Retratos (Londres), así como una acción para la reinauguración del Museo Stedelijk (recordemos la procesión de obras de arte que realizó conmemorando el cambio del Museo de Arte Moderno de Manhattan a su sede temporal, el MoMA Queens).

Entre todas las muestras en preparación hay que destacar una individual que próximamente se expondrá en el MoMA (Nueva York) y la Tate Modern (Londres), dos mecas en el mundo del arte a las que todo artista aspira llegar algún día.

En conversación con Alÿs, comentó que esta exposición girará principalmente en torno a dos polos o piezas: Don’t cross the bridge before you get to the river (No cruces el puente antes de llegar al río, 2008 a la fecha) y Tornadoes (Remolinos, 2002 a la fecha).
En la primera construye un puente humano, o más bien de niños, uno tras otro, deteniendo un barco hecho de un zapato, para atravesar el estrecho de Gibraltar. Suficientes niños para evidenciar un esfuerzo colectivo y un deseo de ambos lados del estrecho. Una línea de barcos lo suficientemente larga para coincidir con el horizonte y llevar la imaginación del espectador a la otra orilla.

Remolinos es un trabajo de varios años en que cada marzo Alÿs va a Milpa Alta, al sur de esta ciudad, en busca de remolinos. Una vez encontrados, el artista intenta una y otra vez adentrarse en el remolino con una cámara de video hasta alcanzar la tranquilidad del ojo de la tormenta. Dentro, intenta quedarse el mayor tiempo posible hasta que es lanzado hacia afuera y nuevamente vuelve a empezar.


Es un comienzo de año lleno de proyectos y hablando de sus procesos, Francis Alÿs adelanta que buscará alejarse más de los centros urbanos, aunque su estudio este en el corazón de la ciudad, para trabajar en espacios abiertos. Espacios abiertos donde siga articulando discursos y tramas sencillas pero altamente sugestivas y poéticas. Quizá ya sin la pretensión e ingenuidad de un joven, altamente cotizadas en la búsqueda de discursos nuevos, pero con la precisión del lujo que representa haber aprendido a dudar de sí mismo.

La nota en Tomo.mx