… llegamos al mes patrio y no hay claridad sobre los mentados festejos bicentenarios. Las penosas entrevistas que dio José Manuel Villalpando y la falta de claridad financiera sólo lo destruyeron.

Ahora todo está a cargo del Secretario Lujambio, que se peina muy bien, pero que de cultura y significados simbólicos no entiende mucho que digamos. El Parque Bicentenario de Guanajuato, adefesio arquitectónico que costó billones, es indescriptible. Las exposiciones que ofrece son como de parque recreativo de los años 70, sólo que más caras.

De la mentada torre de Reforma nadie sabe nada; el libro que solamente llegará a 27 millones de hogares, cortesía del presidente Calderón -una reedición de Viaje por la historia de México, de Luis González y González-, muestra un discurso poco actualizado, un diseño avejentado y la idea de un Estado promotor de una patria bastante ñoña. De las exposiciones, la más esperada, México 200 años.
La patria en construcción, costó casi 140 mdp; otros 142 millones se pagaron por la colección Windsor comprada a una galería particular. (El presupuesto anual para exposiciones del Museo Carrillo Gil apenas llega a los 2 mdp). Para cuando entregué este texto, no se había inaugurado la muestra.

Llamé al área de comunicación del bicentenario, coordinada por Arturo Zepeda, para solicitar informes y su asistente me dijo que «nomás no tenían tiempo de enviarme nada, que estaban muy ocupados».

Llamé al área de comunicación del bicentenario, coordinada por Arturo Zepeda, para solicitar informes y su asistente me dijo que «nomás no tenían tiempo de enviarme nada, que estaban muy ocupados».

No quiero ni pensar el derroche y la cursilería de lo que serán los festejos del día 15. Al final, el Bicentenario habrá terminado y nada habremos sacado de ahí: ni una reflexión, menos una definición de metas u objetivos comunes. Habrá un persistente olor a pólvora quemada y sólo saldrán ganones uno que otro vivo que se llevó la lana que -por ley- había que gastarse. Pocos mandatarios tienen una oportunidad histórica de semejante trascendencia. Muchos menos los que al tenerla, la dejan ir con tal indiferencia.