Una nueva mirada: Espacio de Diego y Frida

enero, 2017

Este evento se repite

1en10:00 am- 6:00 pmUna nueva mirada: Espacio de Diego y FridaRegresa a su renovado lugar

Una nueva visión. / Cortesía.

Detalles del evento

Por Luis E. Pineda

El Museo Dolores Olmedo, entre otras cosas, cuenta con la colección más grande de los dos artistas mexicanos más conocidos de la primera mitad del siglo XX. Esta colección estuvo de gira por dos años por Alemania, Francia, Canadá y Estados Unidos y regresa a su renovado hogar.

Nueva también es la disposición de las obras que ahora cuentan con un espacio para Diego Rivera organizado temáticamente en 7 secciones, mientras que para Frida se cuenta con dos salas en las que se abordan el dolor y el color en su obra.

La primera de las secciones de la obra de Diego está orientada a su primera etapa en la cual la influencia europea es notoria; fue el tiempo de las vanguardias artísticas que coincidió con su estancia por esos rumbos. Podríamos decir que es una etapa de formación y no tiene mucho que ver con lo que veremos de él en el muralismo.

Las siguientes dos salas son, temáticamente, bastante parecidas: tratan de desnudos y retratos. Son similares ya que se representa a alguien bajo la perspectiva del artista. Una adición a la sala es el retrato de Dolores Olmedo vestida de tehuana, incluyendo la joyería que usó para éste.

En donde empezamos a ver al Rivera que conocemos es en la parte que está dedicada a la mexicanidad. Antes de seguir debo decir que no simpatizo mucho con Diego, su obra, ni con su supuesto carácter revolucionario que siempre terminaba encontrando cobijo en los círculos de poder del país y que Siqueiros se me hace mucho más interesante como artista y persona.

Digo lo anterior porque en la sala dedicada a la mexicanidad –lo que sea que eso signifique– vemos las imágenes que terminaron por convertirse en clichés en su muralismo y –desafortunadamente- en la tradición pictórica de nuestro país por algún tiempo. Son repetitivos y tediosos, sin una aportación plástica real, ni una experimentación que hiciera que esta imagen evolucionara. Cosas similares se pueden encontrar en la sección de la obra mural, pero en litografías y en la obra titulada Fondos congelados.

La sala dedicada a Rusia –a donde fue en busca de la cura para su cáncer– es solo una extensión de las anteriores, adaptado sólo a los niños rusos pero de nuevo estancándose en una forma de representación. El estilo es la muerte del artista, como reza el adagio. Quizá lo que escapa de esta monotonía son los paisajes que hace de las tierras nevadas.

Por último, se exhiben veinte ejemplares de una serie de puestas de sol que hizo en sus años finales en Acapulco. En ellos podemos ver un regreso de la influencia de Cézanne, producto de su etapa de formación, tanto en las gamas de colores como en la pincelada. Por cierto, aquí también pueden ver Las sandías que es una de las últimas obras de Rivera con un motivo que coincide con la última pintura de Frida Kahlo titulada Viva la vida.

De sobra es sabido que la vida de Frida estuvo llena de tragedias: amorosas y médicas. Si haber nacido con espina bífida y ser víctima de la polio no era suficiente, tampoco pudo ser madre pues tuvo varios abortos que terminaron por marcarla. El sufrimiento está presente en su obra, que si bien no es en general de grandes formatos es lo suficientemente desgarradora. La sala que está dedicada al dolor contiene obras como La columna rota y Hospital Henry Ford en la que retrata su percepción de algunos dolorosos pasajes de su vida.

Por último, en la sala del color se encuentran obras que apuntan más a lo folklórico: naturalezas muertas, retratos y trabajos nada parecidos a los antes mencionados. Se intentó recrear la Casa Azul e incluso se decoró con algunas piezas de la colección de arte popular del museo, en contraste con las obras prehispánicas que complementan toda la exposición de Diego.

Esta mezcolanza de piezas (las de arte popular y prehispánicas junto con las pinturas) es producto de los orígenes del museo: es la casa de alguien con mucho dinero que la adornaba así. Incluso los marcos que tienen muchas de las obras son adiciones a los originales. De mal gusto, pero cuyo estilo casi barroco termina por unificarlos con el resto de la decoración presente en el edificio.

A grandes rasgos, ésta es la nueva forma en que está organizada la colección permanente del Museo Dolores Olmedo dedicada a Diego y Frida, e independientemente de mis consideraciones hacia los artistas, debo decir que es un gran esfuerzo del museo y un muy buen trabajo de museografía.

Exposición permanente. Lleva tu credencial de elector para acceder al costo de entrada para nacionales.

Horario

(Domingo) 10:00 am - 6:00 pm

Ubicación

Museo Dolores Olmedo

México 5843 Esquina con Antiguo Camino a Xochimilco

Precio

Compra de Boletos