Enamorarse de un incendio

Por: Alejandra Chen

Enamorarse de un incendio recrea una junta entre cuatro guionistas de televisión que buscan escribir la mejor historia para una novela preguntándose qué es el amor. Sus distintos argumentos, perspectivas y experiencias los llevan a debatir y enfrentarse a los eventos que entrelazan sus pasados.

El autor y director Eduardo Pávez Goye experimenta con una proyección sobre una pantalla que juega como cuarta pared cubriendo todo el tiempo a los actores y presentando el foro como una especie de estudio de grabación. Las acciones y el desarrollo de la obra son vistas siempre a través de dos cámaras que están transmitiendo en vivo y que funcionan como los propios ojos del espectador.

Aunque la propuesta es interesante no está bien lograda del todo. El montaje se apoya sólo en un formato muy sencillo de video sin justificación alguna y no deja claro si estamos viendo una película, un espectáculo de performance o una obra grabada.

Parece que los actores (Verónica Merchant, Itari Martha, Luis Miguel Lombana y Hamlet Ramirez) no entienden bien el tono en el que están trabajando, ya que se les ve resolviendo sus personajes y sus escenas desde la inmediatez y la obviedad sin profundizar en la labor escénica.

Se nota que Pávez no está familiarizado con el lenguaje teatral, ni es su mayor interés y que sus herramientas como cineasta no son suficientes para concretar una puesta en escena. Para el espectador es una obra difícil de digerir. Una obra que se pregunta redundantemente sobre el amor pero que tampoco busca ofrecer ninguna respuesta.