Andy Warhol. Estrella oscura

Por: Bartolomé Delmar

Los sesenta fueron la década en la que Warhol se convirtió en uno de los artistas fundamentales en la historia del arte, incluso el responsable de terminar con esa historia, según el crítico y filósofo Arthur Danto. Fueron los años de la Factory, ese estudio y lugar de reunión que juntó a las mentes más fugaces, extrañas y vivas de Nueva York y el mundo. Los años de los productos de consumo: las pinturas de latas Campbell’s y las cajas de Brillo. Además, cuando se concentró en los crímenes y desastres que veía en los periódicos de circulación nacional, que se masificaban tanto como se masificaban las latas de sopa. Finalmente, los mismos años de sus musas predilectas: Elizabeth Taylor y Marylin Monroe.

Estrella oscura, el título de la nueva gran retrospectiva de Warhol en México, se concentra en éstos, los años más productivos y populares en la historia del padre del pop art. Resulta un recuento fundamental de sus trabajos, muy queridos –e irónicamente masificados con el paso del tiempo–, que además tiene una importancia fundamental en estos tiempos de redes sociales con contenidos efímeros y de consumo impensable, como hace 50 años.

En este contexto, Warhol adquiere una lógica política que quizá él nunca haya buscado directamente. Así lo dice Julieta González, directora del Museo Jumex, sobre la exposición: «Nuestra coyuntura internacional y la realidad en los Estados Unidos hacen que esta exposición tenga una relevancia circunstancial. Es por eso que pedimos escribir sobre la obra de Warhol a dos artistas sumamente encausados con sus posturas políticas, Jonathan Griffin y Geoff Dyer, para que dieran nueva luz a su trabajo». Una exposición, pues, que resalta los años más importantes de Warhol como un espejo de nuestras realidades contemporáneas, como para entonces proponer la posibilidad de invitar a una nueva revolución creativa y a un nuevo entendimiento de ese supuesto “fin de la historia”.